miércoles, 2 de enero de 2008

Justicia por soda propia

Nadie dice que fumarse un porrito sea pecado, ni delito, ni nada de eso. El porrito es más bien la excusa, no es causa, no es consecuencia, es la excusa para justificar... justificar actitudes, justificar acciones, acosos, molestias. O por lo menos, lo es en este caso.

Durante mi adolescencia en un barrio como cualquier otro, un grupete como cualquier otro comenzó a "parar" en la esquina de casa. Originalmente nada tenía de particular. Eran chicos del barrio, de entre 15 y 18 años aproximadamente, que se juntaban cada noche para tomar cerveza, fumarse un porro y huevear. El problema comenzó cuando el grupo comenzó a extenderse.

Nadie sabe cómo, ni porqué, pero en poco tiempo de ese grupo original quedaba solo el recuerdo. En su lugar, se apostaron en esa esquina distintos personajes a los que nadie conocía. Los rumores eran variados, pero el origen real era verdaderamente incierto.

La cuadra se convertía entonces, cada noche, en un espacio ajeno. Ajeno a los vecinos. Ninguna chica podía pasar sin ser silbada, invitada a chuparles algo a los muchachos, perseguida. Hasta la más fea se encontrada intimidada. Los nuevos dueños de la esquina no hacían distinción de raza, nacionalidad, religión, ni talle.

La policía no actuaba. Los vecinos temían. Los padres esperaban a sus hijas en la puerta.

Por la mañana, la esquina era un cementerio de botellas, de mugre, de olor a orines. Y la cuadra protestaba, a la cuadra le hervía la sangre. Pero la cuadra no actuaba. La cuadra se acomodaba, otra vez, cada noche a las reglas de juego de los otros. Y les daba poder.

Nadie esperaba, que fuese quien fue el que se enfrentara con semejante enemigo. Porque él era soltero, no tenía hijas que pudieran ser acosadas, desde su casa (casi en la otra esquina) rara vez se escuchaban los gritos.

Sin embargo, este paladín, cansado de escuchar los reclamos de la cuadra, salió una noche, con paso lento, pero firme. Vistiendo solo calzoncillos, sin mas armas en la mano que un sifón de soda y ante mi mirada atónita (lo vi todo desde el balcón, hacía segundos él había llamado a mi papá y solo le había dicho: Voy a enfrentarlos, estate atento por si hay que llamar a la policía) sacó el sifón que escondía trás su espalda y hecho fuego (o hechó soda) sobre el porro que compartían los muchachos de la esquina, en ese momento en la boca de uno de ellos.

Tuve que meterme rápido para no reirme en el balcón, sabía que mi risa podría costarle caro a mi valiente vecino. Pero desde adentro y silenciando como podía mi risa, lo escuché decir: "La próxima vez que los vea, el sifón va en el culo". Y si más palabras, emprendió la retirada.

Los muchachos? No se los volvió a ver en la esquina.
El héroe? Solo lo llamaremos Sodaman.

10 comentarios:

Victor dijo...

Buenisimo Sodaman! ...un tipo con coraje ciertamente. Le falta un buen disfraz y una capa blanca.

Es muy molesto cuando se arman estos grupos de chabones que se ponen a molestar. Nunca sabes en que termina. 20 hinchas de futbol son capaces de matar a patadas a una viejita y seguramente cada uno de ellos por separado no matarian ni una mosca.

Victor dijo...

... perdon que me meta pero el Sr. Groncho tiene un perro de la misma raza.

saludos

Anónimo dijo...

¡qué personaje!

Anónimo dijo...

Más Sodamans debería haber en este mundo... Sería todo un poco más lindo :)

Saluditos

MM dijo...

Tenemos el mismo perrito!!!

Nosotros fuimos separados al nacer.

Claude dijo...

Este post es un hit. Si fuera director, haría un corto con la historia.
Inventate una señal así lo podemos llamar a Sodamán cuando estemos en aprietos.
Saludos.

Araceli dijo...

que idolo sodaman.

gracias por pasar,
y saludos.
Sabb.*

Unknown dijo...

Queremos más historias de Sodaman...este héroe tiene mucho para dar aún...

Anónimo dijo...

ja.. muy bueno.. yo una vez apagué el faso de mis amigos de un pelotazo en plena noche. No reclamo ningún reconocimiento pero..
Sludos

Gustavo dijo...

Las buenas acciones hay que resaltarlas y los bunoes posteos hay que comentarlos, he dicho